miércoles, 11 de febrero de 2009

Las lágrimas de la Virgen y el huracán Katrina.

Las lágrimas de la Virgen y el huracán Katrina. Nueva Orleans: 1972-2005 En julio de 1972, una noticia procedente de Nueva Orleans daba cuenta que una imagen peregrina de la Virgen de Fátima había vertido lágrimas copiosamente en esa ciudad norteamericana, ante el asombro de propios y ajenos. Una fotografía del suceso –precisamente la que ilustra esta sección dio la vuelta al mundo. Al comentar entonces los hechos, en el artículo titulado Lágrimas, milagroso aviso (ver páginas siguientes), el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira señaló: “El misterioso llanto nos muestra a la Virgen de Fátima llorando sobre el mundo contemporáneo, como otrora Nuestro Señor lloró sobre Jerusalén. Lágrimas de afecto tiernísimo, lágrimas de dolor profundo, en la previsión del castigo que vendrá”. Treinta y tres años después otra noticia procedente de la misma Nueva Orleans volvió a estremecer al mundo: el huracán Katrina la había prácticamente devastado. A consecuencia de ello, cedieron los diques que la resguardaban y un 80% de la ciudad quedó inundada por las aguas. Con el resultado de centenares de muertos y cientos de miles de damnificados. Si el milagroso llanto de 1972 fue un aviso maternal de afecto y dolor, no dudaría en calificar al Katrina como una advertencia del propio Dios. Me explico: Comparando los efectos del reciente huracán con los del tsunami que en diciembre último afectó a vastas regiones del Asia meridional, ocasionando la muerte de cientos de miles de personas, se podría decir con mayor énfasis que la misericordia no ha estado ausente en Nueva Orleans. Una tragedia es siempre una tragedia, y no debemos dejar de rezar por la salvación de tantas víctimas, pero también por la conversión de los que han sobrevivido a ella. ¿Qué relación puede haber entre una y otra tragedia? La Virgen en Fátima dijo: “No ofendan más a Dios Nuestro Señor que ya está muy ofendido”. Y ambos lugares era conocidos como destinos del así llamado “turismo sexual”. ¿Habrá otros motivos? Sólo Dios nos podría dar una respuesta precisa. Pero hay dos otros hechos que nos pueden ayudar a reflexionar sobre esta nueva tragedia, para provecho de nuestra propia alma. En la ciudad de Nueva Orleans funcionaban cinco clínicas abortivas, en donde anualmente miles de seres humanos eran asesinados con la aprobación de los padres, médicos y autoridades. También desde 1972, alrededor del Labor Day, se realizaba en Nueva Orleans un desfile-carnaval denominado “Southern Decadence” (Decadencia Sureña). Se trataba de una fiesta homosexual, con la participación de miles de depravados y disolutos venidos de los más diversos países. Según noticias de prensa, el evento tiene amargos antecedentes de verdaderas bacanales, con la práctica de actos carnales en las calles y en los bares del centro histórico de la ciudad. El año pasando, estas escenas fueron documentadas y enviadas a las autoridades locales, quienes ignoraron la denuncia y continuaron promoviendo la fiesta como un “acontecimiento emocionante”. Para este año, el “Southern Decadence” estaba previsto realizarse del 31 de agosto al 5 de septiembre. ¡Dios no lo permitió! Existe algo que en ciertas circunstancias puede llegar a ser peor que el propio pecado: Es la indiferencia. Y si en un determinado lugar, ante la aparición de manifestaciones de pecado como éstas no se levantan reacciones, la indiferencia pasa a ser cómplice del pecado y del escándalo. Igualmente va para los clérigos que viendo el mal, no hacen nada por corregir tantas maldades que ofenden a Dios y escandalizan a su pueblo. No será un científico descreído quien nos vaya a convencer que tragedias así se producen cíclicamente; ni algún socialista reciclado que pretenda culpar de todo lo ocurrido al gobierno norteamericano, en lo que alguien calificó de “jihad antibushiana”; ni algún teólogo de la liberación camuflado que a la vista de los hechos insista en la cantaleta de que “Dios no castiga”. No, la verdad es otra: cuando a los pecados públicos gravísimos y clamorosos, como los que se generalizaron en Nueva Orleans, se les suman la indolencia y pasividad de quienes deberían oponerse, está caracterizado un cuadro de ofensa colectiva global a Dios –unos por acción, otros por omisión y un endurecimiento de alma que Él no puede tolerar indefinidamente por amor a su propia gloria. Su justicia exige que la ofensa sea castigada también colectivamente, en la forma y medida que más propicie la conversión y regeneración de los ofensores (a quienes Dios quiere también salvar), aunque sea por medio de un huracán.
UNA GRAN LECCION PARA EVITAR LA RUINA Reconocer a Dios y respetar sus leyes; Aprovechar sus avisos y responder; Trabajar juntos y utilizar los dones para el bien común. NO ACOMODARNOS AL MUNDOJesús advierte a sus discípulos que estamos ante una gran batalla espiritual y no debemos acomodarnos a este mundo que pasa. "Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo". -Lucas 21,11. Los desastres naturales no significan que el fin del mundo sea inminente. Cuando será el fin no lo sabemos. Pero si nos recuerdan que el mundo pasará y que nuestra casa definitiva no es la tierra. Somos mortales y, aunque no nos toque vivir el fin del mundo, nuestra vida aquí es corta. TODOS NECESITAMOS ARREPENTIRNOS Y SER PURIFICADOSLa humanidad se encuentra en grave decadencia moral. Hemos sacado a Dios de las escuelas, de las cortes y del resto de la vida pública. Con frecuencia también lo hemos sacado de los hogares. Hemos caído en lo que el Cardenal Ratzinger llamó la "facilonería" de la vida, que nos embota la mente con egoísmo y apegos. Satisfacer la carne se ha convertido en la prioridad. También entre los católicos de todos los países hay que sonar la alarma. Nos ha invadido la mentalidad del mundo hasta el extremo de aceptar la anticoncepción, el aborto, la fornicación, el adulterio, la homosexualidad, el materialismo... Cuando se llega esta pérdida de la conciencia del mal es porque antes se ha perdido la vida con Dios. Vemos las consecuencias en el caos y la violencia de New Orleans, aun contra las operaciones de rescate. ¿Sería diferente en nuestra ciudad si se dan las mismas circunstancias? Llega el momento cuando es necesaria la purificación para evitar un mal peor que sería nuestra perdición eterna. La purificación nos ayuda a reconocer que somos pecadores y necesitamos conversión, no es el final de la historia sino la preparación para la victoria. Los hombres no pueden crecer con Dios hasta que son libres de la impureza que los domina. En efecto, la cólera de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que aprisionan la verdad en la injusticia; Romanos 1,18. Y ¿te figuras, tú que juzgas a los que cometen tales cosas y las cometes tú mismo, que escaparás al juicio de Dios? O ¿desprecias, tal vez, sus riquezas de bondad, de paciencia y de longanimidad, sin reconocer que esa bondad de Dios te impulsa a la conversión? Romanos 2,3 (Ver Rom 1,16s)
EL HURACÁN KATRINA. ¿Que nos hacen pensar en una purificación? El arzobispo Hugh, de New Orleans, dijo después del desastre: "Lo mas importante es no dudar la presencia de Dios y su gracia salvadora y transformadora. Estoy convencido que Dios nos purificará por medio de esto". Coincidentemente, Katrina significa "pura" en griego. Llegó a la costa del golfo el 29 de Agosto, fiesta del martirio de Juan Bautista, profeta que predicó la necesidad de conversión ante la venida del Mesías. New Orleans, de antaño pintoresco y musical, se había convertido en centro de ocultismo y depravación sexual. Hasta los sourvenirs representativos de la ciudad tenían que ver con esas cosas. El "French Quarter", orgullo de la ciudad, se jactaba de exhibir todos los vicios, hasta tal punto que el 31 de Agosto iba a comenzar una de las más grandes fiestas anuales de la ciudad, llamada por los propios organizadores "Southern Decadence" (Decadencia del Sur) que duraría todo el fin de semana feriado. Dirigida por el "orgullo homosexual", su propósito es el exhibicionismo callejero masivo de toda clase de depravación sexual. Hacían alarde del apoyo del alcalde y de la gran multitud de participantes que esperaban, más de los 125,000 del año pasado. Pero un día antes del comienzo se rompieron los diques de la ciudad. En New Orleans, como en las otras ciudades afectadas del golfo, hay muchísimos buenos cristianos, por cierto muchos latinos. Hay grupos de oración y apostolados que sirven al Señor. Muchos allí oraban intensamente para que se manifieste la misericordia de Dios y haya conversión en su ciudad. Ellos también fueron víctimas del huracán. El huracán no solo arrasó con casinos sino también con las iglesias. Ser cristianos no nos libra de la cruz. Todos sufrimos las consecuencias del pecado en la sociedad. También las sufrió Jesús. Los santos fueron probados, muchos hasta el martirio. Pero las pruebas sufridas por Cristo son la gloria del cristiano porque asemejan al Señor. Dios da la gracia y no debemos tener miedo. Pero si caemos en la facilonería del mundo, no seremos capaces de resistir. No podemos callar ante el mal. Jesús no mandó a evangelizar, a ser sal y luz. Si yo digo al malvado: "¡Malvado, eres reo de muerte!", y tú no hablas, poniendo en guardia al malvado para que cambie de conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre; pero si tú pones en guardia al malvado para que cambie de conducta, si no cambia de conducta, él morirá por su culpa, pero tú has salvado la vida.»
LA PURIFICACION Y ARREPENTIMIENTO DEBE COMENZAR POR CASA. Jesús es particularmente severo con las ciudades donde predicó la Palabra de Dios. A quien mucho se le dio... y esto es particularmente un llamado también a muchos sacerdotes y obispos que han olvidado su ministerio DIOS DESEA SALVAR Y NO CONDENAR.Dios es Padre de todos y desea la salvación de todos. Cuando Dios envía profetas que adviertan sobre castigos es con la esperanza que el pecador se convierta y se atenga a su misericordia. El profeta que conoce el corazón de Dios advierte sobre las consecuencias del pecado, no para juzgar o atacar al hermano sino solo porque desea salvarle. Al mismo tiempo, ante Dios, actúan como abogados de sus hermanos implorando clemencia para ellos. Esto agrada al Señor. El desea que sus hijos se amen y se ayuden. El se ofende cuando sus hijos acusan y juzgan a sus hermanos. Vemos el ejemplo de Moises que intercede continuamente por los Israelitas para que no reciban el castigo que merecen. Abraham intercede ante Dios a favor de Sodoma: Abórdele Abraham y dijo: «¿Así que vas a borrar al justo con el malvado? -Génesis 18,23 -Dios corrige a Jonás cuando este no acepta la misericordia de Dios para Nínive. Y Yahveh dijo: «Tu tienes lástima de un ricino por el que nada te fatigaste, que no hiciste tú crecer, que en el término de una noche fue y en el término de una noche feneció. ¿Y no voy a tener lástima yo de Nínive, la gran ciudad, en la que hay más de ciento veinte mil personas que no distinguen su derecha de su izquierda, y una gran cantidad de animales?» -Jonás ,10-11
DIOS MANIFIESTA SU MISERICORDIA AUN EN LAS TRAGEDIAS. Cuando el Huracán Katrina llegaba a New Orleáns, hecho un monstruo categoría 5, con vientos de 175 MPH, de repente vino un viento extraño que le desvió y le hizo perder fuerzas. Los meteorólogos se quedaron sorprendidos pues no atinaban a entender como se produjo. Sin la intervención de ese viento misterioso, toda la ciudad pudiese haber quedado en seguida bajo más de 4 metros de agua. Pocos hubiesen sobrevivido. "Imagínese que hubiese ocurrido (New Orleans) si hubiese recibido un golpe directo". "El dique no se rompió hasta después de la tormenta cuando los vientos se habían calmado y los trabajadores de rescate pudieron salir. Si el dique hubiese cedido durante el huracán incontables miles hubiesen muerto...." En las pruebas Dios da la gracia para que comprendamos que nuestra vida está en sus manos y encontremos su verdadero propósito en El. En New Orleans, mientras algunos se aprovecharon para hacer mal, hemos visto también grandes manifestaciones de amor procedentes de diversos sectores. ORACION POR MISERICORDIA En el año 1935, Santa Faustina recibió una visión de un angel enviado de Dios para castigar a cierta ciudad. Ella comenzó a rezar por misericordia. De repente vio a la Santísima Trinidad y experimentó la gracias de Jesús con ella. Al mismo tiempo comenzó a pedirle a Dios por misericordia con palabras que escuchaba interiormente: Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y de los del mundo entero. Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros. (Diario, 475)Mientras continuaba rezando así, el ángel no pudo implementar el castigo (Diario 474). El próximo día mientras entraba en la capilla, otra vez escuchó una voz interior, instruyéndola a rezar la oración que después llamó la "coronilla”. Esta vez se añadieron las palabras "y del mundo entero" (Diario 476). Desde entonces rezaba esta oración casi constantemente, ofreciéndola en especial por los moribundos. Sta. Faustina comprendió que merecemos castigo pero también que Jesús quiere derramar su misericordia si confiamos en El. Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio. -Romanos 8,28